Cuando una sustancia sufre cambios en su nivel de energía, puede ocurrir de dos formas:
a) calor latente; b) calor sensible. ¿En qué consiste cada una?
A. El calor latente es el cambio de energía asociado a un cambio de fases para una sustancia pura, a presión y temperatura constantes. Se denomina "latente" (sinónimo de escondido, oculto) porque no se ve efecto sobre la temperatura. El cambio de energía ocurre de forma tal, que se modifican los enlaces moleculares de la sustancia, produciéndose la transición de fases; pero no se altera la velocidad de las moléculas, que es la variable asociada a la temperatura absoluta.
Por ejemplo, si tiene un cubo de hielo y empieza a derretirse, su temperatura se mantendrá en 0ºC hasta haberse fundido completamente. De forma análoga, si una olla contiene agua en su punto de ebullición, y se mantiene a presión atmosférica, entonces la temperatura del agua se mantendrá en 100ºC hasta secarse por completo, produciendo vapor saturado mientras tanto.
El calor latente (o entalpía de transición), aparece en la ecuación de Clapeyron, relacionándose con la temperatura, la presión y los volúmenes de cada fase. Se puede demostrar que siempre debe cumplirse el siguiente orden:
ΔHsublimación > ΔHvaporización > ΔHfusión.
En el caso de las entalpías de sublimación y vaporización, es muy importante tener en cuenta su variación con respecto a la temperatura. En el caso de la entalpía de fusión, como no hay variaciones significativas de temperatura a través de la curva de fusión (este tema se abordará con más detalle en una próxima publicación), se puede considerar esencialmente constante.
Para el cálculo de entalpía de vaporización en función de la temperatura, se han desarrollado muchos modelos empíricos. Uno de los más utilizados, es la correlación de Watson:
Donde "To" es una temperatura de referencia para la cual se conoce su entalpía de vaporización "ΔHvo", y "n" es un parámetro ajustable por regresión. Generalmente, se elige el punto de ebullición normal como referencia. Para la mayoría de las sustancias puras, n=0,38 reporta muy buenos resultados. Una excepción a esto último, son los compuestos metálicos. A continuación, se muestra una representación gráfica de la entalpía de vaporización del agua, en función de la temperatura, desde su punto triple (T=0,01ºC) hasta su punto crítico (T=374,14ºC).
Figura 1. Entalpía específica (kJ/kg) de vaporización del agua en función de la temperatura (ºC).
En la figura anterior, se comparan los datos experimentales (tomados de las tablas termodinámicas publicadas por: Cengel, Yunus. Termodinámica. 2da Edición. McGraw-Hill. México), con los resultados generados a partir de la correlación de Watson (n=0,38; To=100ºC). Se puede apreciar un elevado grado de concordancia. Analizando la gráfica, se pueden obtener varias conclusiones interesantes:
1. A mayor temperatura, menor entalpía de vaporización. De hecho, la entalpía de vaporización se anula en el punto crítico. Esto se puede entender mediante un diagrama PVT (revisar publicaciones anteriores) y la ecuación de Clapeyron:
2. La entalpía de vaporización del punto triple, puede diferir apreciablemente respecto a la entalpía de vaporización normal. Observe el intervalo entre 0ºC y 100ºC. Leyendo gráficamente, se ve que ΔHv a 0ºC es 2500 kJ/kg, mientras que para 50ºC sería 2400 kJ/kg y a 100ºC sería 2250 kJ/kg. Mientras que la entalpía a 50ºC sólo tiene una diferencia de 4% con respecto al punto triple, para 100ºC la diferencia ya asciende al 10%. Esto debe tenerse en cuenta para cálculos de rigor, y puede corregirse mediante la correlación de Watson.
3. Cuando T se acerca a Tc, mayor es la variación de la entalpía con respecto a la temperatura. Compárese, por ejemplo, la forma de la curva entre 0 y 150ºC (casi una línea recta), con lo que ocurre cuando T>300ºC.
Respecto a la entalpía de sublimación, hay menos información disponible sobre como varía respecto a la temperatura. Por lo tanto, suele estimarse con referencia al punto triple:
ΔHsub = ΔHfus + ΔHv,triple
B. El calor sensible corresponde al calor transferido a una sustancia, que se traduce en un cambio de temperatura sin que ocurra una transición de fases. Si el proceso ocurre a presión constante, entonces puede calcularse mediante una diferencia de entalpía, e interviene una propiedad física denominada capacidad calorífica. Para lograr una mayor temperatura, se requiere transferir una mayor cantidad de calor sensible a la sustancia pura.
En la siguiente figura, se muestra la relación entra la temperatura y la entalpía para el metano gaseoso, a una presión constante de 100 kPa.
Figura 2. Entalpía específica en función de la temperatura, para el gas metano a 100 kPa.
La entalpía se relaciona con la capacidad calorífica a presión constante (Cp) y temperatura, según la siguiente definición:
Si la presión se mantiene constante, entonces se puede realizar la siguiente integración, partiendo de una temperatura de referencia To:
Generalmente, Cp se reporta como un polinomio en función de la temperatura. Estos modelos se obtienen empíricamente, por ajuste a partir de datos experimentales, y suelen tener la siguiente estructura: Cp = a + b*T2 + c*T3 + d*T4. Sustituyendo en la ecuación integral, se obtiene finalmente:
Espero les haya servido esta publicación. En la próxima, se retomará el tema del equilibrio de fases. ¡Saludos!